lunes, 3 de octubre de 2011

Justicia y méritos

Uno de los tópicos periodísticos, y también de los aficionados, es dictar si el resultado de un partido es justo. Evidentemente, para ello se fijan en los méritos obtenidos durante el encuentro por ambos equipos, y lo habitual es que se le conceda esa supuesta victoria moral al que más ocasiones de gol ha creado. Sin embargo, en ese veredicto olvidan y menosprecian la labor de los guardametas, que es tan importante como la de los jugadores de campo, o incluso más, porque sus acciones son determinantes para modificar el resultado final.

El objetivo principal en el fútbol es conseguir el gol, es decir, batir al portero contrario. Para ello, en primer lugar hay que llegar con peligro a la portería rival, ya sea con una jugada elaborada, un disparo lejano o por un error del contrario. Pero todo ello no sirve de nada si no se acaba transformando en gol y éste sube al marcador. Si el balón no logra rebasar la línea de gol todo queda en agua de borrajas, y el resultado seguirá siendo el mismo. Por tanto, el trabajo habrá sido en vano.

Es ahí donde juega el papel del portero. Si con su preparación, habilidad y técnica logra sellar su portería a cero, por muchos acercamientos que haya obtenido el rival, habrá hecho los méritos adecuados para estar imbatido y, por lo menos, conseguir un empate para los suyos. Los jugadores del equipo rival habrán merecido crear ocasiones, pero no el gol que les otorgue algo positivo, porque en el momento clave habrán fallado ante la portería rival. Es decir, su actuación no habrá sido lo suficientemente meritoria para conseguir el objetivo del fútbol, el gol, por muy bonita que haya sido la jugada.

Por lo tanto, esa labor del portero resulta esencial para administrar la justicia futbolística, que más allá de los tópicos, reside únicamente en el gol. Así, los resultados finales de los partidos acaban siendo el reflejo más justo de lo ocurrido en su transcurso, porque los goles son el indicador más adecuado de la justicia en el fútbol. Por muchas ocasiones que se hagan, si no se concretan en un tanto no sirven de nada, y no serán mérito suficiente para ganar. Y los porteros, que tratan de evitarlos, también juegan, y son parte muy importante en esta sutil manera de administrar justicia deportiva.

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