martes, 27 de septiembre de 2011

Capitanía bajo palos

Durante la temporada pasada, unas supuestas declaraciones de José Mourinho, entrenador del Real Madrid, hicieron bambalearse los cimientos de la tradición del club blanco. El portugués señalaba que un portero no debía ser el capitán del equipo. Y en el suyo lo es Iker Casillas, por antigüedad, como han mandado siempre los cánones del conjunto del Santiago Bernabéu. Pese al polémico mensaje, Iker sigue portando el brazalete, y no sólo el de su club, sino también el de la selección nacional. Sin embargo, se abrió un debate: ¿son los porteros tan adecuados como los jugadores de campo para ser capitanes?

Según las declaraciones, el técnico del Real Madrid argumentaba que un portero se encuentra en un área muy delimitada del terreno de juego y no puede ejercer la presión necesaria al árbitro. Pero... ¿es esa labor de un capitán? ¿Presionar al árbitro? El brazalete lo debe llevar el líder del equipo, el jugador que con su carisma consiga arrastrar a todos sus compañeros hacia el objetivo planteado, aquel que con sólo una mirada transmita confianza a sus compañeros en todas sus decisiones, el que con su imagen y su forma de actuar represente a su club. Y los buenos porteros, precisamente, suelen reunir esas condiciones.

PD: En la liga española sólo dos guardametas son los primeros capitanes de sus equipos (Casillas en el Real Madrid y Palop en el Sevilla), pero otros siete forman parte de los elegidos para llevar el brazalete en algún momento de la temporada en su club (Valdés en el Barcelona, Guaita en el Valencia, Ricardo en el Osasuna, Bravo en la Real Sociedad, Ustari en el Getafe, Cobeño en el Rayo Vallecano y Cristian Álvarez en el Espanyol).

lunes, 19 de septiembre de 2011

Rotaciones en la portería

Desde hace una década se pusieron de moda las rotaciones. Ante la gran acumulación de partidos, sobre todo de los equipos que participan en competiciones europeas, los entrenadores suelen repartir los minutos entre los integrantes de su plantilla con tal de optimizar su rendimiento físico. Sin embargo, hay una posición que todavía no está acostumbrada a las rotaciones: la portería.

Los guardametas no están obligados a realizar el mismo desgaste físico que los jugadores de campo, así que el cansancio no es buena excusa para rotarlos. La única base para turnarlos es la confianza, pero puede ser un arma de doble filo. Hasta el momento, la mayoría de entrenadores solía otorgar los partidos de la copa doméstica a los porteros suplentes para que se mantuvieran activos, se siguieran sintiendo parte del equipo y pudieran estar preparados para una eventual sustitución del cancerbero titular por motivos mayores. Pero Unai Emery, técnico del Valencia, ha dado un paso más. Pese a haber contado en Liga con Guaita como titular, en la Liga de Campeones (la competición más importante en el panorama internacional) alineó de inicio a Diego Alves… para unos días más tarde, volver a contar con Guaita ante el Sporting en Liga.

La justificación de Emery se basa en el buen trabajo y rendimiento de ambos, que le permite otorgarle la confianza a los dos para jugar cualquier partido. De esta manera, dándole un partido de Liga de Campeones a Alves le demuestra que cuenta con él incluso para los partidos más importantes. Es decir, la rotación supondría un mensaje de confianza.

Pero a su vez, también puede suponer un mensaje de inestabilidad. La portería es una posición muy específica que suele implicar un liderazgo y una confianza única, a sabiendas de que un simple fallo puede costar un partido entero. El hecho de alternar a los dos porteros puede provocar que uno de los dos considere que al mínimo error tendrá muchas dificultades para volver a jugar, lo cual no ayuda en la toma de decisiones ni en la acumulación de confianza.

En un principio parece que a Emery le ha salido bien la jugada, puesto que tanto Alves como Guaita rayaron a un nivel exquisito y mantuvieron sus porterías a cero ante el Genk y el Sporting respectivamente, con algunas intervenciones de mérito. Pero, ¿mantendrá Emery su apuesta por Alves en Liga de Campeones ante el Chelsea, un rival de gran entidad, en la próxima jornada?

lunes, 12 de septiembre de 2011

Guaita reafirma su titularidad

Mucho le costó a Guaita alcanzar la titularidad en el Valencia CF para perderla a las primeras de cambio. Durante las últimas dos semanas se había hablado sobre la buena forma de Diego Alves, el guardameta brasileño que el club valencianista fichó para competirle el puesto al de Torrent. Se dice que en los entrenamientos el carioca lo está bordando, y en un reciente triangular ante el Málaga y el Villarreal en Murcia, en favor de las víctimas del terremoto de Lorca, su actuación fue fundamental para la victoria de los de Emery. Además, Guaita, en el primer partido de liga ante el Racing se mostró dubitativo y encajó tres goles. El sábado ante el Atlético de Madrid volvía la competición y Guaita debía despejar esas dudas, y vaya si lo hizo.

Después de una cesión al Recreativo de Huelva y de comenzar una campaña como tercer portero, el cancerbero de la cantera de Mestalla tuvo que esperar a una doble lesión de César y Moyá para tener esa oportunidad tan deseada por los porteros. Y la ganó con intervenciones espectaculares en algunos de los estadios más importantes del mundo como el Santiago Bernabéu u Old Trafford. Y pese a que César volvió a ser titular cuando se recuperó, Guaita tuvo la suficiente constancia para recuperar ese lugar en la alineación que ya se había ganado.

Antes de su irrupción, el Valencia ya había decidido fichar a un nuevo portero, Diego Alves. El brasileño, al que ya había tenido bajo su disciplina Unai Emery en el Almería, ya llevaba una buena trayectoria en primera división con el conjunto rojiblanco, en la que destacaba sobre todo un gran acierto en los penaltis parados y la espectacularidad de sus reflejos. Se vislumbraba así una gran duda: ¿quién sería el titular? ¿Guaita o Alves? ¿La continuidad de la revelación de la temporada pasada o la nueva apuesta de la secretaría técnica che?

En las dos primeras jornadas de liga, Emery ha decidido ser continuista, y darle el protagonismo a Guaita. Pero tras la primera jornada y los tres goles del Racing, las dudas estaban ahí. Guaita las borró de un plumazo con dos intervenciones de gran nivel que fueron claves para amarrar los tres puntos. En la primera parte Tiago asistió por encima de la defensa al más puro estilo Laudrup a Adrián, el joven delantero enganchó una volea muy cercana a la portería que parecía que acabaría en gol, pero Guaita achicó el espacio, intuyó que el golpeo iría a su derecha y sacó una mano excelente que evitó el tanto. Habría sido el 0-1 que dejaría las cosas muy difíciles a los suyos. Ya en la segunda parte, en el arrebato final de los rojiblancos por sacar un empate de Mestalla, un balón largo le llegaba a Arda Turan por el costado izquierdo de la portería valencianista, Guaita dio un paso a la derecha a la espera de un pase de la muerte para Falcao, pero el turco le sorprendió disparando raso al primer palo. La respuesta felina en rectificado de Guaita fue soberbia. El gol habría supuesto el empate a falta de tan sólo siete minutos para el final.

Esas dos magníficas intervenciones de Guaita le valieron no sólo para reafirmar su titularidad en el Valencia CF, sino también para dar valor al gol de Soldado y conseguir una victoria que mantiene a su equipo como colíder de la liga española.


jueves, 8 de septiembre de 2011

Un portero en Liechtenstein

Alrededor de 35.000 habitantes, tan sólo, tiene Liechtenstein. Y uno de ellos es Peter Jehle. ¿Qué lo distingue del resto de habitantes de este pequeño país centroeuropeo? Pues que es el portero de su selección de fútbol… desde 1998. Lleva ya catorce años defendiendo una de las porterías más goleadas del panorama europeo internacional y, sin embargo, ha conseguido rayar a buen nivel, hasta el punto que llegó a fichar por un equipo de primer nivel portugués, el Boavista, que ahora paga la condena en categorías inferiores por el proceso Silbato Final de 2008 por la compra de partidos. Además de jugar en el Boavista, también lo hizo para uno de los grandes de su país vecino, el Grasshoppers suizo.

Jehle es toda una referencia en su selección. Y, además, una de las claves de sus “éxitos”. Hay que tener en cuenta que para un país tan pequeño, el simple hecho de puntuar o incluso no ser goleado ya se puede considerar como un éxito. Es más, Jehle ya debutó con cierta estrella. Su debut supuso la primera victoria en partido oficial de la selección liechtenstení. Fue en 1998, en la fase de clasificación para la Eurocopa de Holanda y Bélgica del 2000, con una victoria ante Azerbaiyán por 2-1.


Pese a los seis goles encajados ante España el pasado martes, la dinámica de Liechtenstein en los últimos dos años es loable. Tan sólo ha sido goleada por la selección española, campeona del mundo, que le endosó cuatro y seis goles; pero ante la República Checa sólo encajó dos, Escocia le ganó en el último minuto por 2-1, y a Lituania consiguieron ganarle 2-0 y empatarle a cero fuera de casa, sin recibir ningún gol en ninguno de los dos encuentros.

De la mano del seleccionador Hans-Peter Zaugg y la experiencia de Jehle, Liechtenstein ha conseguido una estabilidad defensiva que le ha permitido reducir en gran medida las diferencias con sus rivales. Las goleadas de selecciones mediocres, como Macedonia que le ganó 1-11 en 1998, ya son historia. Y en buena medida se debe al buen hacer de Peter Jehle, tanto por su habilidad bajo palos, como, sobre todo, en la experiencia ganada para ordenar a sus defensores.

martes, 6 de septiembre de 2011

La final de Valdés

El éxito en la carrera profesional de un portero muchas veces reside en haber respondido adecuadamente el día oportuno. Las diferencias técnicas entre unos guardametas y otros tal vez no sean muy grandes, pero la capacidad de concentración para salvar el partido el día más importante la tienen sólo los elegidos. Y eso muy bien lo sabe Víctor Valdés, el cancerbero del FC Barcelona e internacional de la selección española, que en una entrevista reciente apuntó que “sin la final de París quizá ahora no sería portero del Barça”.

Era el 17 de mayo de 2006, y el Barcelona, dirigido por Rijkaard, estaba dispuesto a culminar una temporada extraordinaria en la que ya se había hecho con el título de Liga. Era el germen del actual Barça de Guardiola. El rival era un conjunto novel en finales de la Copa de Europa, el Arsenal inglés, pero que contenía un gran número de estrellas con Henry, Pires y Ashley Cole a la cabeza, y con un jovencísimo jugador que habían sacado de la cantera del Barça y que estaba dando mucho que hablar por sus extraordinarias actuaciones: Cesc Fàbregas. En el conjunto azulgrana, con Messi en el dique seco y Xavi recién recuperado de una larga lesión, Ronaldinho, Deco y Eto’o parecían destinados a ser los protagonistas de la segunda Copa de Europa de la historia de Can Barça.


Pero el destino había preparado que los jugadores decisivos fueran dos de los más cuestionados durante la temporada por la afición: Valdés y Belletti. El lateral brasileño será recordado como el autor del gol que le dio el trofeo a su equipo cuando tan sólo faltaban diez minutos para el final. Hasta ese momento, había sido Valdés quien mantuvo con vida a los suyos. Al poco de comenzar, rechazó un mano a mano con Henry. Y con el 0-1 en contra en el marcador se anticipó de nuevo al francés en una contra del Arsenal, y salvó de la sentencia a su equipo en dos disparos de Ljungberg y el propio Henry. A partir de ahí, los goles de Eto’o y Belletti permitieron levantar la “orejona” a Carles Puyol.

De este modo, el portero nacido en l’Hospitalet de Llobregat, hasta el momento a la sombra siempre de su homólogo del máximo rival, Iker Casillas, se ganó el respeto de sus aficionados. Poco a poco, en los años siguientes, siguió creciendo hasta ser internacional e imprescindible en los éxitos de su equipo. No es de extrañar que sean ya muchos los que consideren que está al mismo nivel que Casillas.