jueves, 21 de julio de 2011

Surgieron los porteros, y evolucionaron

¿Sabían que en los albores del fútbol moderno no había porteros? No fue hasta 1871 cuando aparecieron por primera vez en el reglamento. Y es que anteriormente nadie podía tratar de impedir el gol con las manos. Hasta ese momento no se contempló la posibilidad de que hubiera alguien predeterminado en el terreno de juego para defender la portería.

Desde que se creara, la figura del portero ha sufrido distintos cambios en cuanto a sus funciones. Así, en 1878 comenzó a permitirse que pudieran tocar el balón con la mano también fuera del área. No fue hasta 1912 cuando se impidió de nuevo, ya que les permitía tener mucha ventaja respecto al resto de jugadores. A partir de entonces ya podemos imaginarnos a los cancerberos más o menos como son ahora. Aunque, evidentemente, la técnica ha ido perfeccionándose a medida que el juego ha ido evolucionando.

En su origen, estos cancerberos se caracterizaron por vivir “bajo palos”. Respondían a un tipo de guardamenta que básicamente defendía el arco en la línea de gol y que apenas se hacían responsables del juego si el balón no se acercaba a la portería. Fue a finales de los 50 y comienzos de los 60 cuando se comenzó a modernizar la técnica del portero, y fue el soviético Lev Yashin quien protagonizó tal cambio. Así, “la araña negra” utilizó su envergadura para comenzar a dominar toda el área, sobre todo el juego aéreo.

Ya en los años 70 surgió de la escuela argentina de arqueros el “Pato” Fillol. El célebre guardameta argentino fue el reflejo de una generación que dio un paso adelante, y no sólo figurado. Empezaron a jugar ligeramente más adelantados. Provocaron que los atacantes tuvieran menos ángulo para disparar y también consiguieron mejorar en el uno contra uno, ya que le daban menos tiempo y espacio al delantero para rematar.




En cuanto al juego con los pies de los porteros, hay tres momentos claves. El primero se da en la década de los 40, cuando Barbosa, el malogrado cancerbero de Brasil, comenzó a sacar de puerta, ganando un jugador en el campo al iniciarse el juego. A continuación, el adelantamiento en la colocación propiciado por la escuela argentina en los 70 provocó que los porteros salieran fuera del área y se vieran obligados a manejar el balón con cierto criterio.

El gran paso se dio en la década de los 90, con la introducción de la norma de la cesión. Esta regla impide que los guardametas puedan coger el balón con la mano cuando un compañero suyo se lo cede voluntariamente con el pie, aunque se encuentre dentro del área. De este modo, los porteros ya tenían la obligación de tener un buen dominio de la pelota con el pie. El paradigma de esta nueva faceta podemos encontrarlo actualmente en Víctor Valdés, el portero del FC Barcelona, un equipo cuyo estilo de juego obliga a no rifar el balón, y a sacarlo jugado desde la propia portería.

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